Uso
académico de redes sociales: análisis
comparativo
entre estudiantes de Ciencias y de
Letras
Sergio
Roses
Universidad
de Málaga (España)
sergioroses@uma.es
Marisol
Gómez Aguilar
Universidad
de Málaga (España)
marisol@uma.es
Pedro
Farias
Universidad
de Málaga (España)
farias@uma.es
En la investigación
que se ha realizado se ha proporcionado un gran número de evidencias
empíricas que permiten aproximar una respuesta a la pregunta de investigación
que plantaba si existen diferencias en el uso académico de las redes sociales
que hacen los universitarios de distintas áreas de conocimiento. A la luz de
los datos descritos, podemos enunciar y discutir las siguientes conclusiones.
Los estudiantes “de letras” usan con mayor intensidad las
redes sociales que los “de ciencias”. El uso genérico de redes sociales en los
dos colectivos estudiados es muy alto, sin embargo, los estudiantes “de
ciencias” presentan una exposición y frecuencia de uso más reducida que sus
compañeros “de letras”. He aquí una paradoja: el peso de los estudiantes de
cursos más bajos (1º y 2º) en el conjunto del colectivo era superior entre el
alumnado “de ciencias”, lo que a priori debería haber generado unos datos de
exposición y uso genérico superiores al de los estudiantes “de letras”, colectivo
integrado por un mayor número de alumnos de cursos superiores (3º y 4º). Quizás
la explicación a este resultado se deba a una mayor carga de trabajo y tiempo
dedicado al estudio del alumno de las titulaciones “de ciencias”. Viendo
reducido su tiempo de ocio”—no olvidemos que sigue siendo el primer motivo de
uso de las redes—, frente al de sus compañeros “de letras”, tendría sentido que
el lapso destinado a las redes se redujera proporcionalmente tal y como
demuestran los datos.
Por otra parte, los estudiantes “de letras” presentan en
general una actitud más favorable que los “de ciencias” a la utilización de las
redes sociales en la enseñanza universitaria. He aquí que nos encontramos de
nuevo con el recurrente dilema sobre la relación entre actitudes y
comportamiento. De un lado, podemos pensar que el mayor uso de las redes y, por
tanto, de conocimiento que tienen los estudiantes “de letras” explica por qué
sus actitudes son más favorables que las de sus compañeros “de ciencias”. No
obstante, podríamos enunciar la misma afirmación en sentido inverso. Es decir,
el hecho de que los estudiantes “de letras” presenten actitudes más favorables
al empleo de las redes en la docencia explicaría por qué las utilizan con mayor
frecuencia que los estudiantes “de ciencias”. En lo que atañe exclusivamente al
ámbito actitudinal, podría deberse a que los estudiantes “de ciencias” perciben
a sus profesores y a sus estudios como representantes de un modelo de educación
más formal o tradicional, donde lo poco convencional, como la
actividad académica que podría desarrollarse en las redes tendría poco o ningún
valor real para sus profesores y, en consecuencia, para su formación. No
obstante, esta explicación ha de entenderse como una hipótesis de trabajo para
futuras investigaciones. Por otra parte, llama la atención el escaso apoyo
académico que encuentran ambos colectivos, especialmente los estudiantes “de
ciencias”, en las redes sociales.
Este dato apunta
claramente a la aún limitada actividad con fines docentes del profesorado en
las redes sociales. Asimismo, indica el poco provecho que obtienen los docentes
que están apostando por ello. En tal caso, sería preciso seguir incidiendo en
la formación y en el desarrollo de experiencias experimentales.
Finalmente, los estudiantes “de letras” emplean las redes
sociales con fines académicos en mayor medida que sus compañeros “de
ciencias”. Es lógico que las diferencias halladas en el uso genérico de las
redes tengan su reflejo en el uso académico que dispensan a las redes ambos
grupos. En investigaciones anteriores (véase Gómez, Roses y Farias, 2012), ya
advertimos que la escasa utilización académica de las redes—sin hacer
distinciones por áreas de conocimiento—podía deberse a la apatía o
inexperiencia del profesorado con estas tecnologías. No obstante, en el caso
que nos ocupa, quizás podamos esgrimir alguna razón adicional que arroje luz
sobre las diferencias encontradas. Es probable que en las titulaciones “de
letras” se estén realizando más trabajos en grupo, dado que la mayor diferencia
se halló en el uso de las redes para este menester.
Los trabajos de grupo, en definitiva, el trabajo colaborativo,
suscitan mayores necesidades de comunicación entre el alumnado. Quizás esto
propicie mayor actividad y contacto inter pares a través de las redes en
los estudiantes “de letras”. Por otra parte, sería preciso indagar con
metodología cualitativa si acaso existen distintas culturas estudiantiles
dentro de las áreas de conocimiento cuyas dimensiones pudieran tener efecto en
cómo los estudiantes interactúan entre sí. A priori, percibimos que existen
titulaciones donde aflora un mayor espíritu competitivo, o una conciencia más
individual o colectiva como estudiantes, por ejemplo. Cada grupo cultural
podría, por consiguiente, experimentar unas necesidades y usos comunicativos
distintos para con sus compañeros.
Por todo ello, no caben recetas universales en
el uso docente de las redes. Es preciso estudiar con antelación cada grupo de
estudiantes a fin de diseñar el método que consiga los mejores resultados de
aprendizaje. En algunos casos, quizás esto pase por descartar las redes
sociales si los docentes no somos capaces de atender a las expectativas creadas
a nuestros estudiantes.
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